Esta declaración se conoce como la Carta Magna de las víctimas de delitos y ha inspirado a programas y legislación en todo el mundo – más recientemente, la Corte Penal Internacional, las normas de la Unión Europea y una legislación y un programa comprensivos en Japón en 2004. También inspiró la aceptación del Consejo Económico y Social de las Directrices sobre la Justicia en Materias concernientes a los Niños Víctimas y Testigos de Delitos.
